Se plantea el auditorio como un edificio singular que dé carácter a esta zona de ensanche de Herencia y que resulte asimismo un nuevo referente en la ciudad, resaltando el valor cívico de la arquitectura pública. El proyecto gira en torno a tres elementos:

La plaza. Se crea un nuevo ámbito urbano de relación de los ciudadanos. Es el lugar de acceso al auditorio, pero también se configura como un sitio de estancia, de reunión, e incluso de celebración de espectáculos al aire libre cuando el tiempo sea agradable: teatrillos, cine de verano.

La sala. Por una parte es una caja neutra de hormigón blanco, que intenta pasar desapercibida; y por otro lado sobre ella aparece el prisma del peine escénico, que se plantea como un elemento fuertemente vertical que sitúa el auditorio en el paisaje de la ciudad, como una referencia incluso por la noche.

El brazo de servicios. Alberga el resto del programa y que gracias a un cerramiento continuo de madera se entiende como una pieza unitaria.