Una de las intenciones del proyecto era la reserva de la mayor superficie posible para campos deportivos. Esta premisa, junto con la acusada pendiente de la parcela, ha llevado a organizar el edificio en una serie de bloques que se van adaptando en planta a la linde sureste de la parcela, y que en sección se van escalonando para conseguir la adecuación al terreno existente.
De volumetría clara, el edificio se compone de tres aularios en peine ortogonales a la calle de acceso. A estas tres piezas hay que sumar el polideportivo, pieza prismática que cierra el conjunto por el noreste que funciona independientemente en el extremo suroeste del solar.
Las cuatro piezas, tres de aulas y una de polideportivo y administración, están unidas por un distribuidor transversal que sube desde la cota más baja hasta la pieza de mayor altura. Cada pieza de aularios posee una entrada directa desde la calle de acceso, que comunica directamente con el núcleo de escaleras dispuesto en cada cabeza de bloque.