Viviendas en El Nodo
1er premio concurso

El Nodo, Avilés (Asturias)
situación

Principado de Asturias
cliente

2.737 m2
superficie

1.876.544 €
presupuesto

2004
fecha de proyecto

2007
fecha fin de obra

Roberto Montero
consultor instalaciones

JOFEMAR
consultor estructuras

SOLIUS
constructora

Fotografía: Miguel de Guzmán

“En un lugar privilegiado, al final de un verde prado, en lo más alto de una colina y con la ría de Avilés en el horizonte, se levantan sobre un pedestal de hormigón dos pequeños objetos de acero que asisten, impávidos, al espectáculo que se abre ante sus ojos. Se han sentado a descansar, contemplan hasta donde la vista les alcanza y parece que ya no se moverán. Vestidos con un abrigo a medida que les envuelve la cabeza, el torso y la espalda, se protegen de la molesta lluvia y allí quedan inmóviles, viendo pasar el tiempo”.

Como queda expresado en este párrafo, en el origen de este proyecto siempre ha estado presente la calidad del entorno y el deseo de tratar a los edificios como seres “casi” vivos que expresaran las sensaciones que nos producía este lugar, la llamada colina de “El Nodo”, una pequeña extensión del casco de Avilés hacia el norte.

La parcela se sitúa en un corte pronunciado del terreno e incluye dos bloques lineales que comparten un mismo zócalo, pero cada uno con distinto aprovechamiento. Esto nos parecía interesante, poder realizar dos piezas con un mismo lenguaje, casi iguales, pero diferentes.

Toda la idea del proyecto gira en torno a la reflexión sobre la envolvente, la piel, que se pliega y configura la personalidad del edificio. En una ciudad con un marcado carácter industrial, el material tenía que ser el acero, entendido como una tela que tensa firmemente el interior, pero que, poco a poco, se va rasgando en forma de huecos, miradores y chimeneas, para abrirse definitivamente al “lugar” en la parte superior produciendo grandes ventanales, ojos que se asoman a la ría y a los prados.

Planteamos un único acceso para los dos bloques situándolo en el espacio intermedio, con esa tensión que se crea al estar entre dos piezas muy próximas, y de manera que se pueda constituir como un lugar de encuentro entre vecinos. En este punto el nivel se eleva ligeramente respecto a la calle, y se configura una pequeña plaza semipública donde podemos asomarnos a mirar la ría o conversar en los bancos de los soportales cuando llueve.