Almacenar e investigar: 2 tareas muy diferentes, pero al mismo tiempo complementarias. La idea central de la propuesta: claridad funcional en un concepto sencillo y unitario.

Para el almacén, un búnker. Un zócalo de hormigón, compacto y muy aislado que resuelve el desnivel del solar y al mismo tiempo configura un podium para la parte activa del edificio.

Para los talleres, un claustro. Una tipología que gracias a su configuración y flexibilidad se ha demostrado idónea a lo largo de siglos en lugares de retiro e investigación. Esta zona se construye con elementos estructurales prefabricados de madera, que se dejan vistos al interior.

Como acabados exteriores se adoptan el adobe y la madera.