El solar objeto del concurso presentaba una serie de condicionantes muy claros a los que había que dar respuesta. Por un lado, se encuentra en un punto de transición entre una zona de equipamientos educativos y un área residencial de villas ajardinadas de variado estilo, con escalas por tanto muy distintas. Además, en el mismo solar se encuentra la biblioteca actual, que ocupa una de estas villas y que había que mantener en la propuesta, aunque desvinculada funcionalmente del proyecto. Por otro lado, se encontraban también una serie de árboles de gran porte que había que respetar en la medida de lo posible y, además, daba frente en dos lados opuestos a dos calles de jerarquía parecida.

El proyecto trata de responder a todo esto con un volumen quebrado, formado por agregación de prismas de diferente tamaño que se adaptan a las diferentes escalas del lugar y que no prioriza ninguna fachada enconcreto, abriéndose y relacionándose con el entorno de manera quivalente en todas direcciones. Solamente una gran marquesina señala el acceso y crea una zona protegida de la lluvia y la nieve como ámbito previo a la entrada.

La fachada de vidrio, matizada por una textura de palabras sobreimpresas, trata además de difuminar la presencia del edificio, reflejando sutilmente los árboles de alrededor.